¨Cortar por lo sano¨

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El origen: El Ayuntamiento de Sevilla desata la 'guerra del árbol'

06 | 02 | 2019

Este es el primer reportaje (Diario Público, 06/07/2018)en el que se contaba cómo empezó el mayor arboricidio que haya sufrido Sevilla en su historia:

Asociaciones de vecinos, organizaciones ecologistas y vecinos de varios barrios de la ciudad se oponen al ‘arboricidio’ planificado por el equipo del alcalde socialista Juan Espadas, que pretende talar 500 árboles en las calles y plazas, que sumarían más de 2.500 ejemplares talados durante su mandato.

Figuras pintadas en el suelo, como en los crímenes de las películas, decoran la céntrica Plaza del Pumarejo, en Sevilla. “Muerte por falta de sombra”, puede leerse en uno de esos dibujos hechos a golpe de tiza por los vecinos de este popular barrio sevillano; “muerto por calor”, está escrito al lado de otra de esas figuras dibujadas que asemejan un asesinato múltiple. Todas a pleno sol o, con suerte, a la sombra de los edificios cercanos porque aún el sol no ha alcanzado su cenit. Denuncian un asesinato de unos vecinos del barrio que superan los 60 años de edad en muchos casos: los árboles de la plaza.

El caso de la Plaza del Pumarejo es el que ha abierto la nueva veda contra los árboles sevillanos que según el Ayuntamiento de Sevilla están en muy mal estado y podrían desplomarse encima de algún viandante. El Plan de Gestión del Arbolado de Sevilla arrancó en 2015 “tras confirmarse que el estado del arbolado sevillano no era bueno y era imprescindible hacer un plan de emergencia”, señalan fuentes municipales. La solución final del Ayuntamiento ha sido talar 2.500 árboles de diferentes zonas de la ciudad, pero, sobre todo, en las calles y plazas. La culminación de este siniestro plan, que deja sin sombra una de las ciudades más calurosas de España, se está llevando a cabo ahora, con el exterminio de 500 ejemplares en las plazas más céntricas de la ciudad.

“Se ha aplicado el criterio de seguridad para las personas”, asegura el director general de Medio Ambiente del Ayuntamiento hispalense, Adolfo Fernández Palomares. En los barrios no lo tienen tan claro. Sobre todo porque no sabían nada de estas actuaciones. “Nadie nos ha informado del estado de estos ejemplares”, afirma David Gómez, de la Asociación Vecinal del Casco Norte de Sevilla La Revuelta; y lo corroboran desde Ecologistas en Acción, que acudió a ver las primeras talas y vieron con sorpresa que “de los árboles talados, sólo uno estaba en mal estado, porque los otros, cuando vimos el interior del árbol tras cortarlos con las motosierras, se veía que estaban bien”, explica Juan Cuesta, de Ecologistas en Acción en Sevilla.

El máximo responsable de Medio Ambiente del Consistorio sevillano responde a estas críticas ecologistas asegurando que hay informes “de la máxima solvencia” de los funcionarios de su departamento que, según él, “son los mejor preparados en arboricultura”. De lo de informar a los vecinos, Fernández Palomares no saca tanto pecho: “Se ha publicado todo en la web”, responde, pero confirma lo que denuncian muchos vecinos: muchas de las fichas con información técnica de los árboles que se apean, se publican después de haber sido cortados. “A veces, falla el servidor de la web y otras veces se debe a que el funcionario experto tiene que actuar sobre la marcha e informa después de la actuación”, cuenta el responsable de Medio Ambiente del Ayuntamiento.

“No vamos a exponer a la población a riesgos”, dice el director general de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Sevilla. Tampoco les quieren dar información que exigen, reconoce en una entrevista con Ecoperiodismo, ya que el inventario de los 200.000 árboles que tiene Sevilla no se ha entregado a las asociaciones que lo han pedido. “Queremos saber dónde están los árboles de Sevilla”, apuntan desde una de esta organizaciones. “Es cierto que aunque han pedido esa información no se les ha dado porque estaba desactualizada”. Tampoco le entregan esa información desactualizada a las asociaciones, aunque Fernández Palomares reconoce que “es información que debería ser pública”, por lo que admite tras la entrevista que “se entregará a quienes la pidan”.

Mientras, la sospecha de la ciudadanía y de los ecologistas sobre las causas que han motivado este nuevo arboricidio sevillano se centra en dos aspectos: “Están desmantelando las plazas como lugares de encuentro ciudadano”, dice un vecino. Es cierto. A pleno sol, en la Plaza del Pumarejo, donde la vecindad es muy reivindicativa y se moviliza con cierta facilidad, el Ayuntamiento ha logrado que la plaza esté casi vacía.

Para los pocos vecinos que aguantaban al sol para informar del arboricidio se hizo una actuación más: el Ayuntamiento mandó varios efectivos de su Policía Local para exigir que se retirasen los carteles de cartón y papel que habían colocado en los árboles criticando la actuación del equipo del alcalde sevillano Juan Espadas contra la arboleda. Con la plaza tomada por la Policía, llegó una cuadrilla de la empresa municipal de limpieza para que no quedase ni huella de las críticas ciudadanas. “Ha sido una actuación desafortunada”, reconocía después el responsable de Medio Ambiente, que aseguraba no saber nada de esa orden municipal para borrar cualquier huella de críticas a su gestión.

El arboricidio de Espadas -que recoge así el testigo de su antecesor, el exalcalde Juan Ignacio Zoido, que dejo la huella de su arborizoido, como se le denominó en las redes sociales- se terminará de perpetrar este verano. El director general de Medio Ambiente aseguraba que se hace ahora debido a que “ahora tenemos dinero para esta actuación”. Sólo eso parece hacer razonable esta actuación con alevosía estival, ya que el plan data de hace más de tres años, intervalo de tiempo en el que no se ha hecho mas que talar, pero a un ritmo menor que el deseable. A cambio, dice el responsable de Medio Ambiente municipal que se acabarán plantando 2.600 nuevos árboles. Esa es precisamente la otra sospecha de los vecinos y organizaciones: “¿Quién se está forrando con estas talas de árboles de gran porte para plantar ahora otros jóvenes y que apenas dan sombra?”, se preguntaba un ecologista.

Los árboles que han sobrevivido a la tala que el Ayuntamiento de Sevilla ordenó ejecutar esta semana tampoco han salido bien parados: las podas han dejado la plaza sin la imprescindible sombra de los árboles en una ciudad que en estas fechas supera sin problemas los 40 grados en los termómetros. Y algo aún más siniestro: las podas a las que se ha sometido a los pocos ejemplares que han sobrevivido a la ejecución, llevada a cabo por las motosierras municipales, han dejado un reguero de pequeñas aves urbanas muertas en el acerado y en los alcorques. “Yo he contado más de cuarenta pájaros muertos después de las podas”, cuenta Ramiro, un vecino de la Plaza del Pumarejo que asegura que él ha logrado salvar a dos ejemplares que tiene en su casa.

Muchas calles y plazas sevillanas son ahora solares vacíos. Sin sombra. Sin árboles. Sin pájaros. Sin gente. La guerra del árbol en Sevilla acaba de comenzar, porque mientras el Ayuntamiento desmantela las plazas como lugar de encuentro y reivindicación ciudadana, arrasando árboles y cambiando el mobiliario urbano para hacerlo incómodo, las organizaciones ya han empezado a organizarse para impedir que Espadas y Fernández Palomares logren la capitalidad verde de Sevilla en el 2020 sin dejar árboles que puedan dar sombra. Hay previstas asambleas ciudadanas, ecologistas y de organizaciones vecinales para llevar a cabo acciones que impidan que el Ayuntamiento socialista de Juan Espadas corte por lo sano en este asunto. La guerra del árbol ha comenzado.

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