Hace tres años comenzamos a dar vueltas a la posibilidad de un espacio que fuese capaz de albergar actividades a un nivel casi infinito. Sabíamos que un lugar de esas características -de gran capacidad, de alto rendimiento- solo iba a ser posible si sumábamos voluntades de distintas organizaciones y convocábamos a la comunidad extendida.
Lo fácil fue juntar esas voluntades: para Ecologistas en Acción era urgente encontrar un nuevo espacio para su sede, que se había quedado pequeña. Para Traficantes de Sueños, la motivación principal era un nuevo sitio que permitiese multiplicar por dos, como poco, la actividad del área de autoformación Nociones Comunes.
Puestos a imaginar, en algo estábamos todas de acuerdo: era importante poder contar con un auditorio de cierta capacidad, donde no tuviésemos que dejar a nadie fuera, donde las conferencias, las charlas y los talleres se realizasen en las mejores condiciones posibles, y pudiéramos albergar todo tipo de actos.
Encontrar ese lugar fue algo bastante más complicado. Cines, teatros, viejos edificios de oficinas, galpones industriales, locales comerciales… No solo se trataba de disponer de metros cuadrados para ambos colectivos, sino de espacio suficiente para todo lo que se nos pasaba por la cabeza: la infraestructura siempre se pensó común, abierta y distribuida.
Un buen día del tiempo pre-covid, apareció un local de planta baja en la calle Peñuelas: ni tan alejado ni tan céntrico, en un punto medio. Bien conectado a trenes y autobuses, para gente que viniera de fuera. Amplio, plagado de columnas, con techos a casi cinco metros, que había que reformar por completo. Montamos la cooperativa de servicios que se iba a hacer cargo de la compra y, en septiembre de 2019, entramos al espacio…
Hemos pasado cuarentenas, encierros, materiales que no llegan, inundaciones, más cuarentenas, obras que se eternizan, y en muy poquito tiempo la reforma estará concluida. Solo falta el equipamiento interior de las zonas comunes, motivo de esta campaña.
A lo largo del tiempo, todas las que conformamos las organizaciones promotoras hemos aprendido pequeñas y útiles cosas. Una de ellas, quizá la más importante, se podría resumir en aquel viejo eslogan televisivo: “Sola no puedes, con amigos sí”.