http://creandoutopias.net/2015/04/06/donde-hay-miedo-no-hay-amor/
El amor es la ausencia de miedo.
No atrapa, libera. Respeta los tiempos, abraza la diferencia, protege la debilidad, conquista con la alegría.
El miedo asusta, ahuyenta, aleja.
Libérate del miedo, baila y abraza el instante.
No pretendas alcanzar el amor desde un telón de abismos.
No quieras proteger la danza con cadenas.
Busca en el interior aquella fortaleza.
Bucea en las profundidades de cada segundo lo que nos ha de elevar.
Amar es dejar ir, también es abrazar con intensidad el espacio que nos separa.
Volar a los infinitos océanos de existencia, vencer la inercia de todo aquello que nos hunde.
Amar a veces es tan sencillo y silencioso, tan severo con la dicha.
Amar es flotar. Flotar suave entre nubes. Flotar.
Amar en silencio, sin pretensiones, sin angustias, sin deseo.
Despojado del miedo, abierto a la experiencia, danza el espíritu.
El amor grita al infinito. Sacude el instante. Perpetua inmortal ese toque celeste. No tiene arrugas, no posee nada, oscila entre la belleza de lo afable y lo espontaneo de la fantasía.
Si amas no tengas miedo. Porque amar también es perder, abandonar, dejar ir, abrazar ese perdurable misterio que nos blandece en el grito agudo.
Es amor una llamada. Se responde a ella sin cautela, sin medición, sin sustratos que alienten la provisión. Se llega a ella hambriento, sediento, desmayado. Se abraza cuando el hilo de vida se triplica y alcanza ese infinito incognoscible.
El amor también es una puerta. Su pomo permanece agazapado a otra realidad. Se abre siempre estrecha para ofrecernos el ancho piélago de la experiencia.
El amor eres tú mismo cuando has alcanzado el don de ser, manifestando tu existencia en la entrega del Absoluto.
Sublime, único, amoroso. Eterno.
Flota, y déjate llevar.